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Un género de todos... Y para todos.

  • Foto del escritor: Beatriz Eduarte
    Beatriz Eduarte
  • 5 feb 2020
  • 4 Min. de lectura

Fue una ocasión única. Sin duda. Aquel 5 de Mayo del año 2017, navegaba a bordo de una motonave por aquel río ancestral, aunque ya no tan cristalino como antaño. La jornada para ese día, tenía un único objetivo: disfrutar del hotel desde donde Agatha Christie no dudó en asentarse con la finalidad de dejar volar su imaginación. Sentada en su escritorio, contemplando las suaves olas del Nilo y la pequeña Isla Elefantina situada en perfecta línea recta con respecto a su habitación, la escritora por excelencia del género policial con tintes detectivescos en guiño -porqué no- a su colega escocés Sir Arthur Conan Doyle, y gracias a esa imagen congelada que le servía como lienzo anacrónico, Christie sabía cómo inspirarse a la hora de desarrollar tramas enrevesadas en las que no sólo bastaba con llegar al final de la partida en el juego ¿Quién es quién?, descubriendo las motivaciones de cada uno de los personajes sino que, además, el lector se convertía en el compinche y compañero fiel de su querido Hércules Poirot. Por todos es conocido la infinidad de adaptaciones cinematográficas basadas en las novelas de Agatha Christie y seamos sinceros, en la memoria del espectador -aunque haya leído sus novelas previamente-, permanecerá con mayor peso el recuerdo latente de su versión en la gran pantalla. Simple y llanamente porque una imagen, vale más. No solamente Christie ha sido víctima -quizá con gusto, o quizá no, puesto que lo desconozco- de dichas adaptaciones. El mismo Conan Doyle ha podido observar desde el más allá cómo su hijo literario ha sufrido innumerables cambios estéticos, debido a los actores elegidos que han cargado sobre sus hombros el peso del mítico personaje, Sherlock Holmes.


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Una cosa es cierta, el género policial, engancha. Ya se trate de un lector o un espectador, lo mismo da, el quid está en que nos encanta desentrañar las tramas que este género nos ofrece. Más aún cuando tiende por regla a encerrar a los personajes principales en un único espacio y el detective, policía o investigador de turno, o nosotros mismos, estudia el caso y llega al fondo del asunto. Los narradores de este tipo de historias tampoco se esfuerzan mucho en innovar respecto a él, sino al contrario. Los directores, pero sobre todo los guionistas, se mantienen fieles a la regla. Estudian el género, lo analizan, lo desmenuzan, toman nota de los elementos clave y, en definitiva, tienen la base perfecta para pulir el producto final. Es decir, que lo importante -como siempre- se encuentra en el potencial de la materia prima. En la esencia. Respetando esto último, obtienes un producto lo suficientemente aceptable como para no caer en las garras del crítico y salvar el pellejo el día del estreno.



Knives Out se estrenó el pasado 29 de Noviembre en España y aun a día de hoy, sigue en cartelera. Lo que dice mucho tanto de la película como de la respuesta por parte de la audiencia. El filme dirigido por Rian Jonhson (Looper, 2012) recupera el estilo y el tono de las novelas de Connan Doyle o Agatha Christie sazonándolo con el humor británico tan único, fino y letal que las caracteriza, ofreciendo una comedia negra donde el interrogante catalizador que se presenta en el comienzo de la cinta debe ser descifrado. El reparto, gracias a la presencia de Daniel Craig, Ana de Armas, Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Michael Shannon, Don Johnson y una leyenda canadiense de noventa años, llamado Christopher Plummer, entre otros, ciertamente suma puntos en la lista de los ingredientes esenciales para este tipo de cóctel audiovisual. Contaba Johnson que, por lo general, carece de suerte a la hora de crear un personaje nuevo pensando en un actor concreto, pues siempre que llega el momento de hacer el casting, o bien ese actor no está disponible; o directamente no le interesa el guión. Aun así, no pudo evitar vislumbrar en la espesa materia gris de su mente el rostro del último James Bond. Ese rubio con ojos celestes que nos aceleró el corazón durante los primeros minutos de metraje de Casino Royale (Martin Campbell, 2006) con aquella persecución similar a cualquier triatlón, y que dejaba clara su distinción frente a la figura y finura de corte clásico que definía a su predecesor, Pierce Brosnan. Por suerte, para sorpresa de Johnson, Daniel Craig se quedó prendado de su personaje, Benoit Blanc. Un detective con un pasado demasiado interesante como para contarlo en esta primera entrega, que se ve, sin quererlo, arrastrado a investigar el asesinato de un célebre novelista (Christopher Plummer) hallado sin vida en su habitación a la mañana siguiente de celebrar su octogésimo quinto cumpleaños, rodado por los miembros principales de su familia.


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Sea como fuere y sin necesidad de hacer spoilers puesto que recomiendo a todo aquel que me lea, que tome asiento y disfrute dejándose arrastrar por los interrogatorios, los entresijos y el misterio que envuelve esta historia, en la que su director y guionista -siendo el mismo- ha sabido diseñar un perfecto híbrido donde el cine y la literatura se dan la mano, como guiño también a la serie Murder, She Wrote (Peter S. Fischer, Richard Levinson y William Link, 1984 – 1996), por ello, no se sorprenda si aparece en su metapantalla Angela Lansbury en un momento determinado, con la intención de potenciar y recuperar el género cumpliendo con el cometido principal del séptimo arte: entretener, gustar y satisfacer al espectador.

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